El fútbol, deporte tan imprevisible como apasionante, ha premiado al joven Miguel Grau (Yátova) con una oportunidad única; dirigir el Valencia Mestalla. Un reto que afronta con enorme ilusión y tras acumular un exitoso bagaje en La Academia. A mediados de la pasada temporada se precipitó su aterrizaje en el filial, aunque es este curso cuando tiene la oportunidad de implementar su manera de entender este deporte. Entre sus cualidades destaca el talento, la constancia, la pasión y, sobre todo, la sencillez. A pocos días para el inicio del campeonato liguero, DXTlider se ha acercado hasta la Ciudad Deportiva de Paterna para conocer sus impresiones.
—Actualmente, te codeas con la élite del fútbol y tienes la oportunidad de disfrutar de la esencia de este deporte. Cuando comenzaste, ¿imaginabas vivir una experiencia como ésta?
—Yo comencé mi etapa en el Valencia realizando las prácticas de la carrera. La verdad es que imaginas muchas cosas, pero una como ésta no. Luego va pasando el tiempo, vas viviendo procesos, van pasando los años y cada vez uno tiene más ilusión por lo que hace. Todo ello hasta que te llega la oportunidad. Luego la disfrutas mucho más.
—¿Difiere mucho entrenar con chavales en edad Juvenil o Alevín a hacerlo con jugadores que tienen contrato profesional?
—Las edades y las categorías están por algo. Sí que hay diferencias. En el Mestalla tienes que ayudar al futbolista a estar más cerca de un contexto profesional, por lo que tienes que generar cosas diferentes para acercarles a lo que ellos quieren y a lo que el club quiere; que no es otra cosa que los jugadores lleguen al primer equipo. Es distinta la forma de dirigir los entrenamientos y de tratar a la plantilla. Tienes que adaptarte.
—La temporada pasada había que salvar los muebles como fuera tras la marcha de Penev, aunque esta has tenido la oportunidad de planificarla de principio a fin. ¿Cuáles son las expectativas? ¿Cuáles son los objetivos para este curso?
—El club es muy claro en cuanto a los objetivos del Mestalla; los futbolistas tienen que acumular partidos para estar lo mejor preparados para trabajar en un contexto profesional. El contexto idílico para nosotros es el primer equipo. Lo importante pues es que los futbolistas empiecen a un nivel y terminen el año a un nivel mucho más alto. A partir de ahí, hay que competir la categoría. Los objetivos de la temporada los van a marcar los futbolistas en el día a día. Veremos cuál es nuestro punto competitivo e intentaremos estirarlo al máximo. Insisto, el objetivo es que los jugadores empiecen a un nivel y lo acaben a otro mucho más alto. Si lo consiguen, nos irá bien.
—Entiendo, por tanto, que no hay presión por estar arriba.
—El fin último es formar a jugadores que lleguen al primer equipo. Lo demás no es lo primordial. Es un aliciente, pero no lo más importante. Nuestro trabajo es lograr que los futbolistas compitan bien, que crezcan y que evolucionen. La mayoría llega del Juvenil y tienen que pasar por el Mestalla. Esta es una categoría muy dura que les hace crecer mucho.
—¿Cómo se trabaja con chavales que están a un paso de dar el salto a la élite y que tienen ganas de demostrar? ¿Cómo se gestiona esa amalgama de emociones?
—Gestionar esas emociones es lo más bonito y lo más complejo a la vez. Hay mucha planificación detrás de una charla con un jugador, detrás de un vídeo y detrás de un entrenamiento. Hay muchas horas de trabajo. Al final tienes que aprovechar muy bien su tiempo. Para hacerlo, tienes que dedicarte de lleno a lo tuyo. La sesión debe ser lo más productiva posible. El tiempo debe ser muy bien aprovechado. Para lograrlo, tienes que planificar y tienes que gestionar bien. También es importante conocer al jugador para saber cómo hablar con unos o con otros. Detrás de la planificación de un equipo como el Mestalla somos muchos.
—Háblanos del equipo de trabajo. ¿Con cuánta gente trabajas en el día a día? Imagino que cada uno tendrá una función claramente determinada.
—Somos un cuerpo técnico extenso. Está Juan, que es el preparador físico; está Unai, entrenador de porteros; Xavi Calabuig como segundo entrenador; y está Ruz como técnico asistente. Este es el cuerpo técnico que trabaja directamente con el jugador. Luego también están los fisios, utilleros, delegado, médicos, audiovisuales, cocineros, técnicos de mantenimiento, conductor de autobús… Somos mucha gente.
—¿Eres, como Marcelino, un hombre de fútbol que le dedica horas y horas a su trabajo?
—La verdad es que le dedicamos horas a ésto. Nos gusta mucho analizar tanto al rival como a nosotros mismos. Sobre todo a nosotros mismos.
—¿Qué tipo de equipos se va a encontrar el Valencia Mestalla este año en su grupo?
—Este año somos bastantes filiales en el grupo. Creo que somos siete. Espero que la media de edad sea más baja que temporadas atrás. A pesar de ésto, hay muchos equipos experimentados y cuyo objetivo es subir de categoría; tienen gente profesional que ha jugado tanto en Primera División como en Segunda. Pero bueno… Nosotros seremos posiblemente el filial más joven, por lo que nuestro objetivo es totalmente diferente. Esperamos encontrarnos a equipos duros, que nos hagan crecer y que nos planteen retos diferentes en cada partido. Esto ayuda a que el futbolista tenga un contexto que va cambiando, que no le permite acomodarse y que le exige cada días más. Eso le ayuda a crecer. La temporada pasada nos encontramos a futbolistas en una determinada situación a mitad de temporada y al final eran jugadores totalmente diferentes. Eso, a parte del entrenamiento, te lo da la competición.
—¿Qué estilo de juego es el que te define como entrenador?
—Siempre hay situaciones en las que te sientes algo más cómodo, pero no me defino por un estilo concreto. Me gusta mucho el fútbol. Me gusta mucho plantearme retos diferentes. La verdad es que hace unos años se jugaba con el sistema 1-4-3-3 y se intentaba un ataque organizado-canalizado. Ahora mismo jugamos un 1-4-4-2. Somos un equipo al que le gustan las transiciones en ataque. Este tipo de juego me gusta, me gusta muchísimo.
—Hablemos de Kangin Lee y Jordi Escobar, jugadores que han trabajado con el primer equipo.
—A Kangin Lee lo he entrenado las últimas tres temporadas. Lo conozco bastante bien; es un jugador que lo he disfrutado durante tiempo. Cuando jugadores como éstos entran en la dinámica del primer equipo, sobre todo teniendo el nivel que hay actualmente, nos ayudan a dar un salto de calidad. El ritmo de juego del primer equipo es muy alto. Ellos se acostumbran a eso y cuando bajan al filial lo intentan mantener, algo que nos ayuda a mejorar.
—¿Qué nota le pondrías a la pretemporada del Mestalla?
—Nosotros generamos una pretemporada en la que empezamos jugando contra dos equipos de 2ª A. Sabíamos que nos iban a exigir muchísimo, sobre todo en el aspecto defensivo. Empezamos así y pudimos ver cómo estábamos en ese momento. Creo que no estuvimos mal. A partir de ahí comenzamos a evolucionar el juego de ataque y poco a poco vamos afinando cada vez más. Los resultados de pretemporada me dan un poco igual, pues estamos centrados en el primer partido de liga y en sumar los tres puntos.
—El mundo del fútbol es ciertamente cambiante. ¿Dónde te ves dentro de unos años?
—La verdad es que no me lo he planteado. No es una situación que me preocupe. Yo disfruto mucho del día a día. Estaría muchos años tal y como estoy ahora, pero no sé lo que pasará en el futuro. Lo que importa es el momento, el ahora. Estoy muy feliz y en eso me centro. Creo que si disfruto el momento actual, lo que tenga que venir seguro que será bueno.
—¿Cómo es la relación con Marcelino?
—Marcelino se ha mostrado muy cercano desde que llegamos y nos ha ayudado desde el principio. Es una persona que se interesa mucho por el filial y por saber cómo están los jugadores. Viene a ver partidos, en la medida que puede. Comentamos cómo están los jugadores que tienen dinámica de primer equipo y lo que hay que trabajar cuando bajan. En definitiva, la relación es muy buena.
—Habrás recibido incontables felicitaciones por esta experiencia que estás disfrutando. Podemos afirmar que eres un yatovero ilustre.
—Sí (ríe). En mi pueblo y en mi entorno más cercano se alegran mucho y me dicen cosas. Es de agradecer que la gente se alegre. Estas experiencias son chulísimas. Es muy bonito que te feliciten por algo así.
—Supongo que eres consciente que en el mundo del fútbol puede pasar cualquier cosa.
—Eso desde luego. Esto es fútbol y sabemos que todo puede cambiar. El Valencia CF está ahora mismo en una situación muy estable, el primer equipo está haciendo una gran plantilla y los objetivos son muy bonitos e ilusionantes. Espero que, aunque el fútbol cambie, aquí no cambien mucho las cosas.
—Para cerrar, ¿qué te gustaría decirle a todos aquellos que sienten tu éxito profesional como propio?
—Pues me gustaría agradecérselo públicamente. Es de agradecer que estén pendientes del Mestalla y de saber cómo me va, así como que inviertan parte de su tiempo en ver nuestra evolución. Espero que aunque lleguen rachas malas no pierdan esa ilusión (sonríe).
—Miguel Grau, un placer charlar contigo. Muchas gracias y un saludo.
—Muchas gracias a vosotros. Un saludo.