El grupo GEMA sigue sumando experiencias. La última, el pasado fin de semana con motivo de la escapada a Sueras y la Sierra de Espadán (Castellón) en la que participaron 32 personas, a quienes se unieron los guías locales, representantes del ayuntamiento (entre ellos el alcalde) y miembros del Club d´Esports de Muntanya i escalada Serra d’Espadán.

La primera parada se hizo en el ayuntamiento de la localidad, emplazamiento en el que la comitiva de La Hoya pudo conocer la particularidad de este edificio. A destacar la sala de plenos, una antigua capilla, que mantiene su encanto y que es ciertamente acogedora. Aquí se  detalló las características orográficas de la sierra al paso por su término, el desarrollo de las rutas naturales de la población, su gastronomía, costumbres y alimentos típicos, entre otras cosas interesantes.

«La ruta se desarrolló con una temperatura más bien alta y comenzó al salir de la población dirección al Camino del Matet, hasta unir con la senda que nos llevó a Sueras Alta, donde hicimos una pausa para el almuerzo. Aquí, se pudo disfrutar de las ruinas el asentamiento medieval», explican desde el grupo GEMA.
La comitiva transitó posteriormente por el sendero, viendo en la parte inferior, manantiales, pequeñas praderas y parcelas, además de vegetación muy variada. Además, se pudo conocer cómo afectó el último temporal acaecido en la provincia, con desprendimientos de muros en bancales y árboles caídos que impedían el paso en algún punto de la senda.
«Llegados a la Font de Castro, una grata sorpresa al ver correr agua a raudales, por los 16 chorros que tiene este, así como su abrevadero adherido, que hacen digno de ver este merendero habilitado con gusto y apto para todos los públicos. El ascenso al Castillo de Mauz, ahora sí, un poco de intensidad y esfuerzo para poder culminar y llegar a los 550m de altura, dónde no sólo el castillo hace honores a su belleza, sino la vista espectacular, viendo el Peñagolosa, parte de la población de Sueras y la depresión de las montañas hasta llegar la vista a Onda- Villarreal y las playas en el litoral. Un descanso y un largo reportaje fotográfico nos empuja a bajar de nuevo, esta vez por una senda más pedregosa, que nos continua dejando pasmados, al respecto de esta construcción en lo alto de la montaña, que hasta no hace muchos años, no tenía acceso, ni siquiera por senda», detallan.
Después, se pudo disfrutar de la rica y variada gastronomía local, también hubo tiempo para profundizar en las propuestas de arte urbano de la zona.